jueves, 13 de noviembre de 2008

En las noticias sobre niñez y adolescencialos únicos que no tienen voz son los pibes

Ante una nueva “ola de inseguridad” y el debate sobre la edad de imputabilidad

En las noticias sobre niñez y adolescencia
los únicos que no tienen voz son los pibes


La seguidilla de delitos que los diarios deciden llevar a sus tapas y la apertura al debate sobre la edad de imputabilidad de los jóvenes, oculta una voz: la de los propios involucrados. La organización Periodismo Social, que desde 2004 releva todos los diarios porteños y algunos provinciales señala las dificultades que presentan los medios a la hora de describir las condiciones de vida de niños y jóvenes. Cómo empezó la nueva “ola de inseguridad”, los títulos principales que publicaron al respecto Clarín y La Nación. Las críticas realizadas por dos periodistas de Página/12 y un juez de la Corte Suprema. Los temas y las fuentes que los diarios eligen para hablar sobre los niños. La opinión de periodistas y editores. Y la necesidad de un cambio en la construcción informativa sobre ese sector de la sociedad.

Ante cada nueva ola de “inseguridad” construida por los medios y cuando en los delitos están involucrados chicos o adolescentes, los diarios abren espacios en sus agendas para instalar el debate sobre la baja en la edad de imputabilidad de los jóvenes. Sin embargo, las condiciones sociales, educativas o laborales de esa franja de la sociedad, nunca logran armar agenda o series informativas en las tapas de los diarios. Así lo asegura el último informe de una entidad especializada en el tema.

Diario sobre Diarios (DsD) publica aquí un nuevo informe sobre “Niñez y Adolescencia en la Prensa Argentina” que año a año produce el Capítulo Infancia de la organización Periodismo Social, que dirige la periodista Alicia Cytrynblum. Este informe se apoya en un relevamiento diario de todas las noticias sobre niñez y juventud aparecidas en los siguientes matutinos porteños: Clarín, La Nación, Página/12, La Prensa, Ambito Financiero, BAE, El Cronista, Diario Popular, Crónica y La Razón. El informe también incluye éstos diarios provinciales: La Voz del Interior (Córdoba), La Capital (Rosario, Santa Fe), Los Andes (Mendoza), La Gaceta (Tucumán), El Pregón (Jujuy), El Territorio (Misiones), El Diario (Entre Ríos), El Día (La Plata, Buenos Aires), Río Negro (Río Negro y Neuquén).

También se incluye un racconto de esta última ola de “inseguridad” en las tapas de los matutinos y lo que dijeron algunos periodistas al respecto.

En este espacio ya se han publicado los informes de esa ONG sobre cómo tratan a los chicos los diarios porteños y provinciales tanto el correspondiente al año 2004 como el de 2006. En relación a la construcción mediática de “la inseguridad”, DsD también publicó una Zona Dura en donde incluyó las voces de distintos académicos y periodistas que cuestionaron la forma en que las empresas periodísticas tratan la información vinculada a la criminalidad y como construyen una “agenda del delito”.

En San Isidro, comienza la nueva ola

Un hecho delictivo ocurrido en el partido bonaerense de San Isidro dio comienzo a la serie: fue el asesinato del ingeniero Ricardo Barrenechea. El miércoles 22 de octubre, Clarín editó como su segundo título de tapa “Lo fusilaron en su casa, delante de su mujer y sus hijos” y publicó una foto de los familiares. La Nación también lo imprimió en su segundo espacio de portada: “Tras el asesinato de un ingeniero, estado de alerta en San Isidro”.

El jueves 23 Clarín mantuvo el tema en su título secundario e indicó por primera vez que podrían haber participado chicos: “Identifican y buscan a dos adolescentes por el crimen del ingeniero”.

Un día después, el viernes 24, fue La Nación que –también desde su título secundario- relacionó el crimen de Barrenechea con la criminalidad entre los jóvenes. Tituló “Crecieron 27% los delitos de menores”. Mientras que el sábado 25, fue Clarín el que mantuvo en tapa el crimen con una foto sobre la detención del presunto asesino de Barrenechea.

El lunes 27 fue el día en que ambos diarios decidieron darle el título principal a una marcha por el asesinato del ingeniero. Clarín tituló “Masivo reclamo en San Isidro por mayor seguridad” y La Nación “En San Isidro, una multitud clamó contra la inseguridad”. Crítica se sumó ese día a la construcción y cedió su tapa a la marcha bajo el título “En defensa propia”.

Al día siguiente, el martes 28, Clarín mantuvo el tema en su título principal: “Crecen 80% los delitos cometidos por menores”, mientras que La Nación lo desplazó a un título secundario: “Otra jornada de asaltos y muertes en el conurbano”.

El jueves 30, “la inseguridad” volvió con fuerza a las portadas, esta vez por un crimen en el barrio llamado “Fuerte Apache”, en Ciudadela. Clarín editó ese día como título secundario “El absurdo crimen de un gendarme en Fuerte Apache” y La Nación –también desde su segundo titular-, editó “Estupor por el asesinato de un joven gendarme”.

Al día siguiente, el viernes 31, Clarín editó nuevamente el tema en su título principal: “Inseguridad: el titular de la Corte advierte a los jueces”.

Finalmente, el domingo 2, Clarín insistió en la temática desde su espacio central de tapa: “Llegan a 14.000 los presos que están en libertad”, frase contradictoria con la que se refirió a “detenidos con libertad condicional, salidas laborales o detenciones domiciliarias”. Ese día, La Nación editó al pie de su portada el título “Fuerte Apache, un escenario de guerra a metros de la Capital”.

En síntesis, desde el miércoles 22 de octubre al domingo 2 de noviembre Clarín editó cuatro títulos principales referidos a “la inseguridad”, mientras que La Nación sólo lo hizo en una oportunidad.

Como se puede observar, en ninguno de los dos matutinos alcanzaron títulos principales tres informaciones que fueron editadas en las páginas interiores: el apoyo del gobernador Daniel Scioli a los proyectos que buscan bajar la edad de imputabilidad, las críticas de la presidenta Cristina Kirchner a la Justicia por otorgar excarcelaciones a detenidos (“la policía detiene y detiene; y la Justicia libera y libera”, dijo) y los reclamos a los magistrados (en el mismo sentido que la Presidenta) formulados por Néstor Kirchner.

De este modo, el debate sobre los chicos y la criminalidad pasó sin dejar rastros en las tapas, no así las noticias que los tuvieron como protagonistas de hechos delictivos, que fueron jerarquizados, o bien en títulos principales, o bien en secundarios.

Recién fuera del período relevado, el lunes 10 de noviembre, La Nación cedió su título secundario de tapa para editar “Califican de catástrofe la situación de los menores” en base a dichos de la entonces subsecretaria de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, Martha Arriola. El diario consignó en dos recuadros de tapa declaraciones de la funcionaria, quien afirmó “no estamos en condiciones de enfrentar la catástrofe social que soportan nuestros pibes”. Aunque lo enmarcó bajo el cintillo “La inseguridad bonaerense”. El mismo día, Página editó una nota interior con declaraciones de Arriola, titulada con un textual de la funcionaria: “De los pibes se habla recién cuando delinquen”.

Críticas de Verbitsky, Wainfeld y Zaffaroni

Ese domingo 2, Horacio Verbitsky afirmó en su columna en Página/12: “Es cualquier cosa menos casual que al mismo tiempo reapareciera en el centro de la preocupación social, del que estuvo ausente a partir del conflicto por las retenciones, el denominado fenómeno de la inseguridad, en torno del cual se configura el estereotipo de un monstruo social, adolescente, pobre, de piel oscura, que se droga y mata por diversión. El detonante fue el asesinato en San Isidro de un profesional de buena situación económica”.

Agregó que “por una vía menos formal, (el jefe de la policía bonaerense, comisario general Daniel) Salcedo difundió a distintos medios de comunicación informes tan alarmistas como imprecisos sobre número de delitos y carácter de sus autores. A Infobae le dijo que los homicidios cometidos por menores de 16 años se cuadruplicaron en un año, de 4 a 20, y que 238 adolescentes de 16 a 18 años fueron imputados por homicidio en los primeros nueve meses de este año, contra sólo 106 en el mismo lapso del año anterior. A Clarín, que crecieron 80 por ciento los delitos cometidos por adolescentes. A La Nación, que en menos de doce horas el 90 por ciento de los menores detenidos fueron entregados a sus padres ‘antes de que termináramos de escribir la causa que se les imputaba’”.

Luego de hacer un detallado recorrido por los números de la criminalidad de los jóvenes, Verbitsky aseguró que “en la situación actual, en la que se borra la diferencia entre un grave crimen y una situación de desamparo, un juez puede dejar en libertad a la pandilla de niños bien que participaron en la riña en la que murió Matías Bragagnolo y privar de su libertad hasta los 21 años a un niño de 12 violado cuando abría puertas de los taxis en Constitución”.

En esa misma edición de Página, Mario Wainfeld afirmó: “La criminalidad existe, los medios la vuelven a colocar en primera plana, ‘la gente’ está en vilo. El conflicto con ‘el campo’, que la relegó, ya no atrae rating y el regreso de Maradona no basta para llenar las pantallas. Los medios electrónicos aborrecen el vacío y lo llenan con denuncias sobre la inseguridad. De nada vale preguntarse qué pasaba con el delito cotidiano cuando Alfredo De Angeli encarnaba un reality show de 24 horas por 24 horas. Lo cierto es que la cobertura ‘del principal problema de la sociedad’ se redujo a niveles infinitesimales. Esa época, ay, ya fue. Ahora retorna la normalidad, el show del delito. La acumulación de hechos reales, horrendos, provocadores de empatía e identificación entre las víctimas y la audiencia aguza percepciones preexistentes y las hace ascender en la agenda pública”.

Mientras que ese domingo Crítica publicó un reportaje al juez de la Corte, Eugenio Zaffaroni, quien consultado sobre si “los medios comunican mal” en relación a ese tema, respondió: “Mal no, en general lo hacen pésimamente. Cuando un medio informa que ‘un juez condenó a prisión preventiva’, que absolvió a un detenido ‘otorgándole la excarcelación’ o disparates semejantes, ¿qué está comunicando? ¡Cualquier cosa! Si los medios pusiesen un mínimo de cuidado no aparecerían semejantes disparates”.

El resto de los diarios optaron por no consignar el rol que los propios medios cumplen a la hora de incluir en la agenda pública tanto “la inseguridad” como la difusión de datos sobre jóvenes y criminalidad.

Cómo tratan los diarios a los chicos

En el último informe de Periodismo Social (se puede bajar completo en PDF) “Niñez y adolescencia en la prensa argentina”, se destacan algunas cuestiones sobre el tratamiento que los diarios le brindan a los chicos.

Una de las principales conclusiones del trabajo es que “sólo el 4% de las fuentes consultadas por los diarios de nuestro país en las notas sobre infancia y adolescencia corresponden a voces de niños, niñas o adolescentes”.

Estas son otras de las conclusiones:

• En los monitoreos anteriores, la conclusión era la misma: los temas relacionados con violencia eran los más tratados por los medios al hablar sobre niños y niñas. Y en segundo lugar, bastante lejos, seguía educación. El año pasado, con una agenda periodística dominada por las elecciones, por primera vez se modificó esa tendencia, la brecha se achicó y educación y violencia compartieron el primer lugar. Y entre los dos, concentraron casi la mitad de la cobertura sobre niñez y adolescencia en la prensa gráfica de todo el país.

• A diferencia del crecimiento que se registraba desde 2004, el año pasado la cantidad de publicaciones sobre niños, niñas y adolescentes bajó casi un 10 por ciento

• En Violencia, el tema más tratado, la Policía siguió siendo la fuente de información más citada, en el 24,9 por ciento de las notas, y la mayor parte de las noticias se suceden sin contexto ni explicación de las diversas causas de este complejo fenómeno.

• Temas como Medio Ambiente, Institucionalización, Situación Penal y Mortalidad infantil siguen siendo casi invisibles para la mayoría de los medios y no consiguen superar el umbral del 1 por ciento de las notas cada uno.

• Pero también, hay otros temas que ganaron espacio: Drogas, Sexualidad y Accidentes.

• El año pasado, el grupo de fuentes de la sociedad civil se constituyó en una fuente cada vez más consultada por los periodistas. Pasó del 11,1 por ciento a más del 14,3 por ciento de las fuentes identificadas.

• El uso de Términos peyorativos -principalmente “menor”- confirma un porcentaje sensiblemente menor que cuando el Capítulo Infancia empezó este monitoreo, pero en 2007 desaceleró la baja que venía registrando años anteriores. En 2004 estuvo presente en casi el 13 por ciento de las notas locales. El año pasado, en poco más del 9 por ciento.

La ONG concluye: “El objetivo del Capítulo Infancia de Periodismo Social, de sus socios estratégicos y de toda la Red ANDI América Latina es que los periodistas y los medios de comunicación se interesen en cada vez más y mejores coberturas sobre los niños, niñas y adolescentes y así logren instalar sus derechos en el centro de la agenda pública nacional. Una propuesta que tiene cada vez más eco entre profesionales y medios de todo el país. En ese sentido, hay avances que son muy positivos. Pero también hay problemas que persisten y algunos son que la agenda de temas sigue siendo muy limitada, las opiniones de chicos y chicas son poco escuchadas, en muchas notas falta contextualizar la información y en otras se sigue estigmatizando a determinados grupos de chicos. Esto representa una dificultad para comprender cabalmente la situación de la infancia y la adolescencia en nuestro país”.


La calidad de la cobertura

Para la ONG, “más allá de la cantidad de notas acumuladas, lo que importa en realidad es cómo es la calidad de esas notas. Por ejemplo, en las coberturas sobre temas de Educación no alcanza que se informe sobre las escuelas en mal estado y las huelgas docentes. Sería conveniente profundizar el debate sobre la calidad educativa, los contenidos que se enseñan, las experiencias en otros países, la formación de los docentes, cómo mejorar la convivencia en las aulas, entre otros”.

Agrega que “en las notas de Violencia, por ejemplo, sin el adecuado contexto, fácilmente se convierte a las víctimas en victimarios de la sociedad: ‘Precoces delincuentes’, ‘Movilización produce caos en la ciudad’ o ‘Malvivientes ocupan una plaza’ son algunos de los ejemplos que abundan en los medios de comunicación. Investigar los procesos, ofrecer un contexto y presentar alternativas para su solución (por parte del Estado, la sociedad civil o en otros países) permite poner en evidencia que muchas de estas situaciones tienen detrás una historia de vulneración de derechos económicos y sociales que limitan las condiciones necesarias para una vida digna”.

El informe destaca, sin embargo, que “los buenos ejemplos son muchos. Los periodistas que se esfuerzan por lograr un periodismo de calidad cada vez son más, pero también es cierto que se necesita que esos casos sean la mayoría”.

Los temas elegidos para hablar de los chicos

El informe señala: “Hay algo que es indiscutible: la realidad que percibimos está inevitablemente estructurada según los contenidos que presentan los medios de comunicación masivos. Y son ellos los que tienen la capacidad de estimular y potenciar el debate y el intercambio de impresiones”.

Agrega que “por ello es imprescindible empezar a vincular los temas de la cobertura con los derechos que se ponen en juego. Sabemos que detrás de cada chico en riesgo hay un derecho vulnerado. Y eso no siempre queda claro en las noticias”.

El trabajo asegura que “en los monitoreos anteriores, los temas relacionados con Violencia siempre fueron los más tratados por los medios al hablar sobre niños y niñas. Y en segundo lugar, bastante lejos, seguía Educación. En 2007, por primera vez esa brecha se achicó. Y, como ocurre todos los años, entre esos dos temas concentraron casi la mitad de la cobertura sobre niñez y adolescencia en la prensa gráfica”.

Periodismo Social celebró que “esa disminución de cinco puntos en el tratamiento de temas referidos a la Violencia, permitió comenzar a ampliar la agenda e incluir otras cuestiones relacionadas con la niñez”.



Violencia y Educación, los temas que lideraron la cobertura

Según indica el informe de Periodismo Social, “Violencia y Educación son los temas que los diarios privilegian en las noticias que hablan sobre niños, niñas y adolescentes, y que ciertamente preocupan, tanto por los niveles de violencia que se perciben en aumento en toda la comunidad como por los resultados cada vez más pobres de las evaluaciones escolares y el impacto que tiene la educación en la vida de las personas en desarrollo”.

Agrega el trabajo que “hubo una marcada baja en la cantidad de notas sobre violencia y a la vez más diarios priorizaron la información sobre temas educativos, aunque ésta no haya variado porcentualmente. ¿Qué marcó esta nueva agenda menos atenta a los episodios violentos? La brecha entre los dos temas más tratados por los medios se achicó. Los asuntos relacionados con Violencia perdieron casi seis puntos el año pasado en relación a 2006 y quedaron a la misma altura que los que tienen que ver con Educación”.

Un dato preocupante en las notas sobre Violencia: “El 21,3% de las notas sobre Violencia no cita fuentes. Y en el 6,8 % no es posible identificar quién habla. Algo menos grave ocurre en las notas sobre Educación: en el16,6 % no hay fuentes, y en el 2,4 no es posible identificarlas. El año pasado, casi el 25 % de las fuentes identificadas en Violencia fue la Policía. Y en muchos casos, fue única fuente”.

Herramientas para ayudar en la cobertura

El informe incluye un decálogo de recomendaciones para periodistas y medios a la hora de informar sobre violencia juvenil. También sobre cómo tratar las imágenes tomadas a niñas y niños.




Términos peyorativos

Como en los informes de los años anteriores, Periodismo Social hace hincapié en que “otro aspecto problemático a destacar está dado por el uso de Términos peyorativos –principalmente ‘menor’- que confirma un porcentaje sensiblemente inferior que cuando el Capítulo Infancia empezó este monitoreo, en 2004, pero en 2007 desaceleró la baja que venía registrando años anteriores. En 2004 estuvo presente en casi el 13 por ciento de las notas locales. El año pasado, en poco más del 9 por ciento. Por otro lado, las notas que resaltan acciones de participación y protagonismo juvenil, aumentaron pero siguieron siendo muy poco significativas: representan apenas el 2,8 por ciento”.

Agrega que “la división entre dos tipos de infancia –“menores” y “niños”- aparece con bastante frecuencia en notas de la mayoría de los medios monitoreados. La idea que la sostiene tiene una larga historia y da cuenta de una forma de concebir a los niños y las niñas que está cambiando, aunque quedan resabios como éstos. Los periodistas también estamos involucrados y tenemos responsabilidades en el proceso hacia considerar, en cada práctica y discurso, a todos los niños con los mismos derechos”.

La ONG considera que “esto nos obliga a estar atentos a no reproducir desde los amplificadores mediáticos los estereotipos que asocian a determinados niños y jóvenes con ciertas conductas y características que los estigmatizan”. Para Periodismo Social, “cada vez más redactores y editores hacen esfuerzos por erradicar expresiones ofensivas de sus textos, pero éstas siguen concentradas en ciertos temas y no otros: Situación Penal, Institucionalización, Violencia, Drogas y Niños buscados. En cambio, apenas 1 por ciento de las notas sobre Educación recurrió a términos peyorativos. Por lo que vale preguntarse quiénes son los protagonistas de ese tipo de noticias que son sistemáticamente despreciados. Y también, qué impacto tienen en ellos las palabras escogidas por los redactores para presentarlos”.

La edad de imputabilidad

Sostiene la ONG en su informe que “el tema de la edad de imputabilidad penal aparece reiteradamente en las noticias, generalmente como reacción a un delito grave cometido por chicos y vinculado a demandas por mayor ‘seguridad’. Los reclamos suelen apuntar a los más jóvenes como los autores de la mayor cantidad de hechos delictivos -y cada vez más severos- y aparecen teñidos de mitos y falacias que muchos periodistas se ocupan de fomentar recurriendo a testimonios poco idóneos que aseguran que los chicos acusados ‘entran por una puerta y salen por la otra’ o que la justicia penal es más benévola con ellos que con los adultos”.

En este sentido, el informe indica que “desde que comenzó este monitoreo, en 2004, fue decreciendo sistemáticamente la cantidad de las notas con foco sobre la situación de los chicos de entre 16 y 18 años que están en cárceles, institutos o comisarías del país acusados o condenados por la comisión de un delito”. Y añade que “la tendencia no se corresponde con menos notas de hechos violentos protagonizados por chicos (de todas las edades), que se mantuvieron bastante estables en el período analizado. Pero la atención periodística decrece bruscamente una vez que los chicos acusados entran en el sistema penal, pese a que allí las oportunidades noticiosas son suficientemente graves y numerosas”.

La voz de la redacción

El informe incluye diversas opiniones de periodistas de diarios porteños o provinciales. Aquí, algunos fragmentos de sus textos.

Georgina Elustondo (Clarín): “Creo que pedimos menos información (sobre niñez y adolescencia) porque, lamentablemente, a los medios estos temas les interesan menos, y es difícil que notas que involucren los derechos de la infancia tengan un buen espacio y la visibilidad que merecen”.

Mónica Beltrán (catedralibre.org.ar): “En los últimos años hubo un giro en el abordaje de los temas de educación instalados en la agenda mediática. Las fuentes privilegiadas pasaron a ser los padres, los estudiantes y los educadores antes que los sindicalistas y los políticos, como ocurría en cambio en los 80 y los 90. Sin embargo, la llegada de esas nuevas fuentes no garantizó un abordaje más democrático ni pluralista. Los conflictos suelen ser narrados como hechos aislados, tratados en forma espasmódica, descontextualizados y la investigación periodística se agota en la superficialidad de la denuncia puntual del día. Los temas desaparecen de la agenda tan rápido como se instalaron”.

Ana Pace (Telenoche): “Los canales de noticias, en general, transmiten con los móviles en vivo. En ese caso, claramente, la urgencia es la que manda. La necesidad de marcar presencia en el aire y el ‘estamos en vivo’ conspiran contra la cobertura ideal. Cuando la noticia está ocurriendo no hay lugar ni tiempo para la palabra especializada. En ese escenario hay testigos, vecinos, víctimas y por supuesto la policía. Pero cuando la noticia termina, empieza la nota y ese es el momento para buscar otras voces que no estaban en el lugar del móvil”.

Horacio Cecchi (Página/12): “La violencia es incorporada en los medios como una cualidad intrínseca del joven. No veo diferencia entre el adolescente que los medios ven supuestamente violento de la escuela y el adolescente supuestamente violento de la calle. En todos los casos, el adolescente está visto en los medios como propietario de la violencia, no como receptor de ella”.

Carlos Rodríguez (Página/12): “Muchas veces, el periodismo reproduce, sin el menor análisis, el discurso de la policía, de funcionarios o supuestos expertos que no hacen más que criminalizar a los pobres e incluso, muchas veces, a los jóvenes en general. Algunos periodistas o medios de prensa se equivocan, en algunos casos, y en muchos otros muestran lo que quieren mostrar. La idea es ‘vender noticias’, imponer supuestas ‘tendencias’ como si fueran modas, sin importar el impacto que generan o tratando abiertamente de generar temor”.

Héctor D´Amico (La Nación): “No tenemos como objetivo incluir más o menos temas referidos exclusivamente a chicos. Pero somos sensibles a la necesidad de destacar todas aquellas noticias que les permitan evitar riesgos innecesarios, disfrutar mejor de las diferentes etapas de su desarrollo y, sobre todo, las vinculadas a la formación social y cultural y a temas educativos”.

María Laura Cicerchia (La Capital, Rosario): “Una de las principales dificultades al abordar casos de jóvenes implicados en delitos es que sólo tenemos acceso a fuentes policiales. La información policial no es neutral ni transparente. Por lo general las agencias policiales alientan la idea de que existe ‘impunidad’ en el tratamiento penal de los jóvenes, cuando en realidad son numerosas las penas de prisión a jóvenes de 16 y 17 años. Esa idea debe ser discutida y puesta en crisis desde la prensa”.

Conclusión: “Hablar con los chicos”

Una conclusión de esta nota, la brinda la propia organización Periodismo Social: “Hay una realidad que es innegable: los medios hablan sobre los chicos. Los incluyen en las noticias. Pero ¿realmente los escuchan? ¿En cuántas noticias los chicos contaron en primera persona qué les pasa y qué opinan? Un dato: el año pasado, sólo fueron consultados en el 4,1 por ciento de las noticias que hablan de ellos mismos. Y esto muchas veces tiene que ver con la urgencia con la que se trabaja a diario y el limitado acceso al testimonio de los chicos. Y, claro, también con cierto temor de los periodistas a hablar con los chicos”.

Y afirma que “si hay algo que es indiscutible es que los medios deberían hablar más y sobre todo mejor, sobre las cuestiones que afectan a la Infancia. Y, claro, escucharlos más, para ser parte del cambio que los chicos y chicas precisan”.

No hay comentarios: