miércoles, 7 de enero de 2009

Y BLUMBERG ¿DONDE ESTA?





UN COMISARIO Y UN TENIENTE DETENIDOS POR EL SECUESTRO DEL EMPRESARIO DE RANELAGH

La otra cara de Policías en Acción

El capitán Cardozo y su ayudante Vega están comprometidos por llamados que recibieron desde el celular de los secuestradores. Además tenían 6 kilos de marihuana.

La búsqueda del empresario Leonardo Bergara, de 37 años, secuestrado hace 15 días y por quien piden un rescate 500 mil dólares, no había dado hasta el cierre de esta edición ningún resultado positivo: Bergara no está vivo ni muerto, está secuestrado. Esa es la primera certeza, a pesar de los múltiples allanamientos ordenados por la justicia federal de Quilmes de los que participaron más de 150 efectivos policiales. La segunda de las certezas es por ahora leve pero apunta a un asunto bastante espinoso: el ministro de Seguridad de la provincia, Carlos Stornelli, dijo haber tomado una “medida profiláctica” en el caso. Aportó datos para que el juez ordenara detener a un capitán y su teniente y ayudante, ambos de la Bonaerense y adscriptos a la comisaría de Berazategui, sospechados en principio de tener participación en el secuestro; nada nuevo bajo el sol en las tradicionales prácticas “poliladron” de la policía provincial. Sin duda por eso el gobernador Daniel Scioli prometió un “castigo ejemplar”. 

Sobre el capitán Juan Vicente Cardozo y el oficial Ariel Víctor Vega pesan distintas acusaciones. El capitán de la policía de Berazategui fue detenido ayer cuando se determinó fehacientemente que recibió una llamada telefónica desde un celular que, minutos después, fue utilizado para extorsionar a la familia de Leonardo Bergara. La detención del subordinado de Cardozo, según confirmaron fuentes de Asuntos Internos a Crítica de la Argentina, se debió a algo que poco tiene que ver con la lealtad y la camaradería: Cardozo acusó a su ayudante Vega de tener en su poder un teléfono celular que le habría pertenecido justo en el momento en que recibió la “sugestiva llamada”. A pesar de los detalles “sugestivos”, Stornelli apeló a la prudencia y dijo que ninguno de los implicados está condenado a nada, que la detención es preventiva y aunque prefiere no dejar librado nada al azar, los dos policías serán indagados hoy por secuestro extorsivo. Quien sí fue indagado ayer, y por narcotráfico, fue el teniente Vega quien, al ser allanado su domicilio de Ringuelet, no pudo explicar de dónde había sacado la bolsa de seis kilos de marihuana hallada en su casa.

El capitán Cardozo revistaba como jefe de Criminalística de la Jefatura Distrital, también su subalterno, el de la bolsa cargada de porros. Juntos combatieron a los narcos en dos procedimientos del 30 de octubre y del 12 de noviembre pasados. La partida se jugó con todo éxito, ya que lograron secuestrar 200 kilos de marihuana y 6 de cocaína. 

Cuando fue detenido, el capitán Cardozo conducía una camioneta 4 por 4 Grand Cherokee. Bergara, cautivo en ese momento, no podía imaginar que el rescate pedido tal vez superaba todos sus activos de la firma GB Componentes, un comercio mayorista del barrio de San Cristóbal de componentes electrónicos y circuitos integrados.

Asuntos Internos. Alrededor del intendente de Berazategui, el kirchnerista Juan José Mussi, juran que tan pronto como se enteraron de la detención del jefe Cardozo el intendente telefoneó al jefe Distrital Departamental de Quilmes, el comisionado Adrián Cisterna, quien le aseguró que era probable que todo este episodio se tratara de una ingrata confusión. “Es que el capitán Cardozo es una persona de la confianza de Cisterna y es quien lo puso como jefe de calle, o sea en la primera línea de la lucha contra el delito”, confía una fuente de A.I de la Bonaerense empeñada en desentrañar las “poco claras” causas que se podrían entrecruzarse en el secuestro de Bergara. Como por ejemplo la hipótesis de la clásica “mejicaneada”: negocios compartidos entre secuestradores y secuestrado, deudas impagas, ajustes de cuenta. Dineros no declarados en una presunta sociedad no santa. Todo lo cual explicaría la actitud refractaria del hermano de Bergara, Gustavo, que tabicó toda la negociación.

Asuntos Internos ya tenía en la mira a la comisaría de Berazategui. “El poder ahí se repartía de esta manera: los hombres fuertes son Cardozo y Vega, que juegan en tandem; su jefe inspector Roque Alberto Luján; y Alberto Segovia, un inspector que pasó a revistar en la comisaría de Quilmes. Todos son hombres del comisionado general Daniel Salcedo. Todos reportan a él, como el mismo Cisterna, son sus hombres de confianza en el sur del Conurbano”, asegura la fuente. 

“Tal vez el secuestro de Bergara tenga efectos colaterales no deseados: los pases de los hombres de Salcedo a posiciones más expectables podrían quedar en suspenso como el de Luján, que estaba a punto de pasar a la jefatura distrital, y el de Cardozo, a de la DDI”, aventuran otras fuentes policiales. Salcedo, por su parte, no dudó en condenar el asunto: “Pusimos a disposición de la Justicia a estos sujetos y realizamos las detenciones. El ministro Stornelli dio intervención a asuntos internos. Ahora lo importante es la vida y la seguridad de la víctima”.

La vida y la seguridad de la víctima. “Las negociaciones no están cerradas”, jura una fuente de la investigación. Desde las detenciones de Cardozo y Vega los secuestradores se volvieron a comunicar con la familia anoche. La penúltima vez que se comunicaron los captores fue el lunes 5 de enero y allí mantuvieron sus pretensiones respecto del monto del rescate: ni un centavo menos que los 500 mil dólares pedidos. Según trascendió de fuentes policiales, Gustavo Bergara, que no quiere intermediarios uniformados, habría contraofrecido 115 mil dólares. “Las comunicaciones son cada vez más agresivas”, dicen cerca de la familia. “Leonardo no come desde el sábado ni un bocado –amenazan los secuestradores- y no pensamos darle las pastillas para la presión (Bergara es hipertenso). Y no jodan más: si no pagan, primero les mandamos un dedo, después les mandamos el resto en una caja”.

Miserias y primicias

Los medios de comunicación libraron ayer una feroz batalla en pos de adjudicarse la primicia de que un alto jefe de la Policía Bonaerense iba a ser detenido por el secuestro del empresario de Ranelagh. Así como los errores son indisimulables cuando quedan escritos en papel, los aciertos tienen un documento de respaldo: este diario tuvo en exclusividad la información del operativo policial que se dirigía a la casa del capitán Cardozo. Y fue el único medio que lo imprimió y publicó en la madrugada de ayer.



OTROS CASOS QUE COMPROMETEN A LA BONAERENSE

Desfile de gorras y charreteras en tribunales

Muchos efectivos de la Policía Bonaerense decidieron pasarse del otro lado del mostrador y, en vez de dedicarse a combatir el crimen, se sumaron a las filas de la delincuencia. Según reveló Crítica de la Argentina el año pasado, durante la primera mitad de 2007, 233 policías fueron desafectados y 101 pasados a disponibilidad por el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Carlos Stornelli, a razón de dos uniformados por día. Las razones van desde el robo calificado y homicidios hasta casos de corrupción o ineficiencia manifiesta.

En la actualidad, 334 hombres de la fuerza se encuentran investigados por cometer algún tipo de delito, en el 8% de los casos se trata de delitos graves, es decir robo calificado u homicidio, según datos del Ministerio de Seguridad.

Los más recientes. 6 de enero 2009: la Sala III de la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata confirmó el procesamiento de los comisarios Omar Carreiras, Claudio Raúl Martínez y Antonio Miguel Mercado, acusados de “ocultamiento malicioso” por no haber declarado oportunamente algunos de sus bienes y de “enriquecimiento ilícito” porque su patrimonio se incrementó en forma injustificada.

21 de julio 2008: tres hombres intentaron robar un supermercado chino a mano armada en San Justo y cuando huían fueron detenidos por la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Los delincuentes eran dos oficiales que cumplían funciones en Tigre y Munro, junto a otro que hacía siete meses que había sido separado de la fuerza. 

23 de julio de 2008: tres policías bonaerenses fueron detenidos acusados de integrar la banda que robó seis autos de una empresa de logística de la localidad de Zárate. Los efectivos prestaban servicio en la comisaría Zárate 1º. 

Otros casos. * El ex jefe policial Alberto Sobrado fue pasado a retiro activo obligatorio en julio de 2003, luego de que la revista Veintitrés revelara que poseía una cuenta bancaria en las Bahamas por 333.549,62 dólares, y en noviembre de 2.004 fue separado definitivamente de la fuerza.

* El ex comisario José Alberto Hernández, titular de la Dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad de Lomas de Zamora, fue procesado por raptar a un comerciante de Rafael Calzada y haber cobrado 48.000 pesos para liberarlo. 

* El ex subcomisario Jorge Fernando Carreras fue acusado de haber contribuido al encubrimiento del crimen del estudiante platense de periodismo Miguel Bru, asesinado por efectivos de la comisaría 9a. de La Plata.


El fantasma que vuelve

Organizaciones de derechos humanos y especialistas opinan sobre la política de seguridad de Scioli y Stornelli. ¿Avances o retrocesos? 


La vinculación del comisario Juan Cardozo y de su cercano teniente Ariel Vega con el secuestro del empresario Leonardo Bergara devolvió al primer plano la polémica sobre los nexos de las fuerzas de seguridad con el delito. En este caso, se hace ineludible la pregunta sobre un eventual regreso de la “maldita policía”. Para algunos, efectivamente, volvió. Para otros, nunca se fue.

“Una vez más se comprueba que el que dirige, gerencia y protagoniza el crimen organizado es el aparato represivo del Estado”, sostiene María del Carmen Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi). 

Para el Premio Nobel de la Paz Ezequiel Pérez Esquivel la connivencia entre fuerzas de seguridad y delito no es tan lineal, como algunos sostienen. Explica que “no se puede involucrar a todos los policías. Los que contaminan la institución deben ser separados y sancionados”.

Según considera la socióloga especialista en criminología Alejandra Vallespir, la relación entre policía y delito es directa. “La misma estructura que usan para combatir el delito es utilizada para cometerlo”, según explica. 

Tal como lo sostuvo en su libro La policía que supimos conseguir, Vallespir opina que “el vínculo con los secuestros es muy viejo. Pero la utilidad económica del delito cambia según las décadas. En los períodos más politizados se cometían por relaciones políticas, en el neoliberalismo se acrecentó el móvil por la caja”, indica.

En cambio, para el ex fiscal Julio Strassera la participación de uniformados en secuestros extorsivos “no es la regla” pero se relaciona con una “cuestión cultural dentro de la fuerza”. En ese sentido, señala que “es preciso prepararlos y, en caso de connivencia, aplicar penas más severas”.

El análisis de Verdú es más pesimista: “No hay solución porque hace a la propia naturaleza y función del aparato represivo. ¿Cuántas renovaciones, reformas y purgas hubo y nada cambió?”, se pregunta.

De acuerdo a la opinión de numerosos especialistas, las últimas modificaciones en el esquema de la Policía de la provincia las impulsó el ex ministro de Seguridad bonaerense León Arslanián. 

“El problema es que no existe una continuidad entre las distintas gestiones de gobierno. En un momento se echó a un número importante de policías pero luego se los reincorporó”, subraya Lucila Larrandart, vicedirectora de Derecho Penal y Criminología de la Universidad de Buenos Aires.

Sobre este “retroceso” también opina Guadalupe Godoy, abogada de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre: “La Maldita Policía nunca se fue porque es una estructura mafiosa en sí misma. Lo que sí ocurrió es que se revitalizó a partir de la gestión de Daniel Scioli, que planteó devolverle el espacio político y el poder de fuego para tenerla contenida. Este año y medio se revirtieron los escasos avances de Arslanián sobre el control de la policía”

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