miércoles, 3 de diciembre de 2008

A 20 AÑOS DE LA MUERTE DE FEDERICO MOURA




Federico Moura Federico José Moura Oliva nació el 23 de Octubre de 1951, en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. Era el cuarto hijo de seis de una típica familia de la capital de provincia. Su padre, Pico Moura era abogado, especialista en derecho civil, su madre, Velia Oliva (al igual que su abuela) maestra y pianista aficionada. Fue desde muy pequeño, que Federico comenzó a despertar interés por la música, ya los 4 o 5 años su madre lo sentaba junto al piano (el único instrumento que por entonces había en su casa) a tocar a 4 dedos. Ya a los 7 u 8 años jugaba a ser músico en la casa de la calle 12, nº 1514 en la que vivía junto a todos sus hermanos, sus padres (de buena posición económica gracias al éxito de Pico como abogado) y sus abuelos. Su madre le enseñaba algunas cosas de piano mientras él repartía su tiempo en la escuela anexa dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, donde realizó sus estudios primarios y en el La Plata Rugby Club donde practicaba rugby al igual que el resto de sus hermanos varones. Jugaba de medio scrum. Le apasionaba también el atletismo y el voley playero. Ya a los 11 o 12 años inició su primer proyecto de banda junto a Daniel Sbarra, uno de los futuros integrantes de Virus y por entonces, compañero de escuela de Federico. Este proyecto, duró un día, en la calle y tocando temas de The Beatles con guitarras criollas. Ya en la secundaria (cursada en el Colegio Nacional de La Plata), más precisamente a los 15 años, formó su primer grupo: Dulcemenbriyo. Federico era un buen alumno, jamás se llevó una materia a rendir en diciembre, sin embargo, según su madre, no mostraba demasiado interés por los estudios, ya que no había materias relacionadas con el arte. Federico era el bajista y corista de Dulcemenbriyo, que duró cuatro años e incluso llegó a tocar en Bolivia. Durante su adolescencia, Federico ya intentaba esforzarse para que los recitales tuvieran un concepto visual y estético, además de lo estrictamente musical. Dulcemenbriyo coincidió también con la época en la que Federico cursaba la Facultad de Arquitectura, en la cual hizo tres años (al igual que su hermano mayor Jorge), y militaba el Movimiento Siloísta. Después que Dulcemenbriyo tocó en Bolivia (en 1972), Federico viajó a Europa en barco (tras abandonar la Facultad de Arquitectura) con el dinero obtenido en esos recitales, conoció Londres, luego fue a Nueva York y finalmente a Brasil. En el viejo continente vivió en condiciones precarias, hasta trabajó de mozo. Volvió un año después y a mediados de los setenta, su padre le abrió su primer local de ropa en Buenos Aires: Limbo. El mismo Federico diseñaba las prendas, y pese a su éxito ecónomico y asombroso orden, decidió abandonarlo y alquilarlo, debido a que se aburría detrás del mostrador. Ya entre 1976 y 1977, volvió a viajar por el mundo: estuvo en París, pasó nuevamente por Nueva York y Río de Janeiro. Paralelamente en City Bell, su hermano Jorge, por su actividad en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), era secuestrado y posteriormente desaparecido, en la casa en la que vivía junto a sus padres, hermanos, su mujer y su hija. Federico nunca se refirió públicamente a su hermano mayor, y la noticia de su desaparición trascendió poco tiempo después de su muerte. Meses antes de morir, le había comentado a su amiga, la periodista Gabriela Borgna las razones de su silencio: "En esa época Jorge y yo pensábamos distinto en casi todo. Nos peleábamos mucho, pero nos respetábamos y queríamos mucho más. Por eso Virus no hace referencias públicas, porque jamás se nos ocurriría ser tan guachos como para construir la fama del grupo sobre su muerte. Su muerte es de nuestra familia, de lo que le pasó a esta sociedad, pero no será nunca una estrategia de mercado". Más tarde, tomó la iniciativa de ir a España, decisión que modificó cuando terminó yendo a Brasil. Para su padre Pico, Federico y Jorge intentaron transformar una sociedad que no les gustaba. Jorge intentó transformarlo desde lo político y Federico desde lo artístico. En su regreso a Argentina, formó en La Plata junto a su amigo de la infancia Mario Serra el efímero grupo punk Las Violetas, debutando como cantante, mientras instalaba en Buenos Aires su segundo negocio de ropa: Manbo. Por ese motivo vivía durante los días laborales en Buenos Aires, en un departamento que le alquilaba su padre, en Peña y Ayacucho, para atender Manbo, y los fines de semana en La Plata, en la casa de sus padres, para dedicarse a Las Violetas. Una pelea con su padre hizo que se quedara sin departamento, por lo que fue a parar a lo de una amiga suya y de su hermana mayor Gina, Margarita Venturini. Allí paró hasta su viaje a Río de Janeiro. La idea inicial era un viaje a España. Ya que Las Violetas no prosperaban, pensaban editar un disco y comenzar la carrera en Europa que ofrecía un panorama más productivo para dedicarse al rock. Federico acordó entonces con Mario viajar por separado, antes haría una escala en Río para visitar a un amigo, Eduardo Costa. Entusiasmado con Brasil, Federico decidió quedarse a vivir. Le escribió a Mario para avisarle de su decisión, quien ante la situación cambió el pasaje que tenía a Madrid por uno a Nueva York, para comprar instrumentos. En Brasil, Federico diseñaba y fabricaba cinturones y artículos de cuero. También había pensado comercializar una línea de lámparas de goma de propia inspiración, pero que finalmente no realizó. Para esa misma época en La Plata, Las Violetas comenzaron a fusionarse con Marabunta, la banda de Julio y Marcelo Moura, y Enrique Muguetti; una banda que combinaba el rock con la música latina. Una vez establecido el grupo, necesitaban un cantante y Laura Gallegos, su vocalista temporal, no era precisamente lo que buscaban. En efecto, a fines de 1980, Julio, Marcelo y Pico viajaron a Río a presentarle la idea a Federico, con un demo en cassette de Duro (nombre que había adoptado la banda). Pese a no tener grabador, se entusiasmó mucho con la idea, y a los pocos meses estaba de regreso en La Plata. De esta manera se inició la era Virus: Federico en voz, Julio Moura y Ricardo Serra en guitarra electrica, Marcelo Moura en teclados, Enrique "Kike" Muguetti en bajo y Mario Serra en batería y percusión. Federico debutó en Virus como cantante el 11 de enero de 1981 en la Asociación Universal en La Plata. Luego la banda consiguió el Teatro del Siglo en la capital para hacer dos funciones cada fin de semana, mientras algunos afiches, una nota en la revista Pelo y la difusión boca a boca lograban llenarlo rápidamente. Dentro del grupo, los primeros intentos de conseguir fechas fueron responsabilidad de Federico y Mario. Para darle forma final a Virus, Federico se puso en contacto con el sociólogo y artista plástico Roberto Jacoby, un militante sesentista del Instituto Di Tella, para rehacer y arreglar las letras que el grupo había estado componiendo. Federico era el más "porteño" de la banda, el único de los seis que vivía en Buenos Aires. Luego del rechazo masivo en el Festival Prima Rock (21 de septiembre de 1981), ingresaron a grabar en los obsoletos estudios de CBS ubicados en la calle Paraguay al 1500 su primera placa: Wadu-wadu, que quedó terminada a mitades de noviembre de ese año, y salió a la venta en diciembre. Ya para mediados de 1982, antes de la aparición de Recrudece, Virus comenzó a dar una serie de conciertos en el Teatro Olimpia, ubicado en calle Sarmiento al 700. Las puestas en escena estuvieron a cargo del actor Lorenzo Quinteros (director de los videos clips de Loco Coco y Soy moderno, no fumo), con quien Federico se había contactado para darle a los recitales un concepto visual e ideológico. Los conciertos en Olimpia contaron también con las participaciones de Alejandro Cervera a cargo de las coreografías, Marta Albertinazzi en escenografías y vestuarios, y las actuaciones del transformista francés Jean François Casanovas y una pareja de mimos. La puesta en escena cambiaba según la canción, y los músicos alternaban su ropa de acuerdo a los respectivos cambios: en Entra en movimiento, por entonces inédito, entraban vestidos con bolsas de consorcio, para Hombre plástico, Jean Fraçois Casanovas se vestía de plástico, en Caliente café todos aparecían con guayaberas y sombreros de paja. También jugaban al fútbol, con Mario como arquero, y arrojaban pelotas a la platea. En esos dos primeros años de Virus, su música y estética chocaban con lo que se consumía entonces en nuestro país. Artistas y grupos como Serú Girán, Luis Alberto Spinetta, Nito Mestre, Mercedes Sosa y el renovado Almendra eran líderes dentro del género, por lo que la imagen andrógina de los integrantes de Virus desentonaba fuertemente con el resto de la escena local. El grupo recibía críticas no sólo del periodismo supuestamente "especializado" sino también de la masa del público y de algunos colegas. Los insultos y las agresiones eran también ritos frecuentes en algunos recitales de la banda. Periodistas como Sibila Camps y Gloria Guerrero no tuvieron piedad en los inicios de Virus, siendo Federico el principal perjudicado de las injustas críticas que constantemente se le hacían a la banda. Se los acusaba de frívolos y despreocupados, e incluso el público llegaba a hablar de Virus como una banda gay, haciéndo alusión a la homosexualidad de Federico. Para tratar de solucionar esta larga listas de inconvenientes que la banda venía arrastrando desde 1980, volvieron a CBS en 1983, y de la mano de Carlos Rodríguez Ares, la banda endureció su imagen y música dando como resultado Agujero interior, su tercer disco. La producción de éste álbum estuvo a cargo de los hermanos Michel y Dany Peyronel integrantes de Riff, la legendaria banda liderada por Pappo. El disco logró ubicarlos como uno de los líderes dentro de la música local, y su primera presentación en el estadio Obras, el 8 de julio de 1983 (adelantando parte del material de Agujero interior), ante 4000 personas, logró aumentar la popularidad de la banda. En ese recital, la banda interpretó Tengo de Sandro, el ídolo de su juventud. El retorno de Virus a CBS, coincidió con el ingreso de Soda Stereo a la misma empresa discográfica. Soda era por entonces un grupo desconocido dentro del rock nacional. Rodríguez Ares le presentó al entonces inexperto líder, Gustavo Cerati, la posibilidad de que Federico fuera el productor del primer disco del trío. Gustavo, (que junto a Zeta Bossio compartían cierta admiración por la banda platense), aceptó conforme. El éxito de Virus con su tercer disco fue lo mejor que le pudo haber pasado a Soda en aquella época, ya que inmediatamente saltó a la fama siendo soporte del grupo platense en los recitales del Marabú. En la grabación del disco de Soda, Federico decidió incluir un tema de Daniel Melero, Trátame suavemente, quien antes se lo había negado en su repertorio. Tocó teclados que Marcelo le prestó en dos temas. También estuvo a punto de excluir Un misil en mi placard, ya que lo veía demasiado influenciado por The Police. No obstante prefirió aportar ideas en lugar de entrometerse en el trabajo de Cerati y compañía. Federico tocó teclados como invitado, para la presentación del disco de Soda en diciembre del ´84 en el Astros. Se estableció una gran amistad entre músicos de una banda y de otra, que varias veces, en distintos momentos de sus carreras compartieron escenarios. Para 1984, Virus editó Relax, alterando drásticamente su sonido. El disco posicionó a la banda como una de las más importantes del rock nacional de la década de los ochenta. Los aportes inéditos que el grupo insertó con su nuevo disco dentro del rock fueron sus nuevos instrumentos, entre ellos, la batería electrónica Pad Simmons y el teclado sintetizador Poly 800. El cambio de sonido y los constantes roces con Federico, hicieron que Ricardo Serra (pese a aparecer en la tapa de Relax) abandonara la formación de Virus poco antes de comenzar a grabar el cuarto disco. Tiempo después, Federico convocó a Daniel Sbarra, su amigo de la infancia, a ocupar el lugar que Serra había dejado vacante. En 1985 Virus edita Locura, con el que la banda vendió 200.000 copias, logró salir de gira por Argentina y el exterior y elevó su popularidad considerablemente. Sin embargo la fama trajo ocasionados los problemas de convivencia, y la banda comenzó a hacer terapia en grupo junto a la psicóloga Vivian Loew durante un corto período. A los integrantes de Virus le molestaba la soberbia en el mando. Esta se hacía notar en las giras, donde por un problema de status, Federico generalmente no compartía habitación con nadie. Federico era de fuerte y frecuente mal carácter, de humor ácido y cruel, y no toleraba la falta de profesionalidad dentro del grupo. Por eso, tenía constantes discusiones con Julio, que era su antítesis. Federico decidía prácticamente todo respecto a la banda, hacía trabajar a amigos, contrataba y despedía gente según fuese necesario y se encargaba de mantener diálogo con la empresa discográfica. Junto con Locura (el primer disco del rock nacional cuyo tema central de las letras era el sexo), comenzó a hablarse de Virus como el embajador argentino del denominado "gay rock", y Federico se encargaba de desmentirlo cada vez que se lo preguntaban. En 1986 Virus editó Virus Vivo, el cual fue grabado en vivo, en mayo de 1986 en el estadio Obras. El disco fue considerado frío tal como la prensa definía la banda en vivo. Federico se irritaba con estos comentarios y consideraba errónea la postura de la prensa. Ya en enero de 1987, Virus participa del festival Rock in Bali ante un público excedido en alcohol y cansancio debido a las agotadoras jornadas que duraban un día entero. Antes de que Virus subiera al escenario, Luca Prodan, el líder de Sumo, pasado en alcohol gritó: "Ahora viene la banda de los putos". Un día después Pil Trafa, líder de la banda punk Los Violadores exclamó: "No queremos la luna de miel de los maricones". Así quedaron expuestas las dos corrientes del rock argentino de fines de los ochenta: el rock "glamoroso" de bandas como Virus y Soda, y el rock "callejero" de la mano de Sumo y Los Redondos. En abril de 1987, Virus viajó junto a amigos y familiares a Leblón (Río de Janeiro) a grabar el séptimo disco titulado Superficies de placer. Allí Federico sufrió una extraña neumonía, que lo tuvo casi 15 días en cama sin poder comer. Sus padres que habían decidido pasar las vacaciones en Río junto a sus hijos para estar en familia, no podían creer lo delgado que estaba Federico cuando llegaron dos semanas después que la banda. Obedeciendo los consejos de su madre, el líder de Virus decidió visitar un médico en Brasil. Aunque él prefiriese ver uno en Buenos Aires, su delicado estado de salud no podía esperar. Luego de visitar a dos profesionales, Federico habló con Zoca (la esposa de Charly García) para buscar un especialista. Los dos primeros médicos le recetaron antibióticos, pero la tos no se le iba, Federico visitó junto a Daniel Sbarra al tercer médico recomendado por Zoca, el cual le aconsejo realizarse el test detector del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), una extraña enfermedad descubierta unos pocos años atrás en Estados Unidos y de la cual se manejaba muy poca información en Argentina. El test dió un fatal positivo, y a diferencia de lo que todo su entorno hubiese imaginado, Federico tomó su enfermedad de buen humor e incluso no se privaba de hacer bromas respecto a su estado de salud. Sin embargo, debió grabar las voces después de la neumonía y lo que había comenzado como unas placenteras vacaciones familiares, se había transformado en una situación delicada y desconcertante para Virus. De a poco, las responsabilidades que correspondían a Federico comenzaron a pasar a Julio y a Marcelo. Antes de volver a Argentina, se cruzaron con Charly García quien tiempo después comentó preocupado: "Me encontré con los Moura en Río y lo ví muy mal a Federico, para mí que tiene SIDA". Federico estaba con la piel brotada, más flaco y muy pálido. La mezcla de Superficies de placer se hizo en Nueva York, allí a Federico se le informó sobre los posibles tratamientos que incluían la droga AZT. Para la difusión del disco llamaron a Gabriela Borgna una periodista amiga de Federico. La prioridad era cuidar su estado de salud, nadie en las notas se refirió a su enfermedad para evitar el escándalo periodístico que se ocasionaría. Federico jamás se refería en reportajes a su vida privada, un poco porque nunca fue demasiado sociable, y otro, porque no le interesaba el amarillismo. Luego de nueve meses sin tocar en vivo, Virus presentó Superficies en el estadio Obras el 20 y 21 de noviembre de 1987. En un contexto depresivo en el cual nadie quería tocar, Federico fue el que más insistió para que esos shows se realizaran, incluso planeaba una gira por Chile y Mendoza. En tanto los tours a México y Estados Unidos que se habían planeado, debieron ser cancelados. Federico no quedó conforme con las actuaciones en Obras, especialmente con la del viernes 20. Tras un gran cobro en SADAIC, se mudó de su departamento ubicado en Viamonte y Suipacha, a un quinto piso en San Telmo en la calle Piedras nº 459, pese a la oposición de su padre, que pensaba que había que arreglarlo demasiado. Lo remodeló a su gusto y salió a comprar antigüedades para decorarlo, en sus caminatas domingueras por San Telmo. Puteaba porque le daba la sensación que todo estaba demasiado caro. En una de esas caminatas, en un encuentro casual, Luca Prodan (que vivía a pocas cuadras de su casa) pasó por detrás suyo. Federico oyó que murmuraba algo, y en un arranque extraño para su temperamento, se dió vuelta y lo encaró. Luca no dijo nada, se fue. En enero de 1988, Virus grabó el video clip del tema Encuentro en el río musical, que pese a no contar con demasiados elementos, era el más caro que hasta el momento se había filmado en nuestro país. Federico pasó 1988 con una fuerte angustia personal y la necesidad de dedicarle más tiempo a su persona. Quiso consultar a un psicoanalista pero el primero que llamó le respondió que no tenía tiempo para atenderlo, que debía irse de viaje. Sin embargo, los más cercanos a él, dicen que en ese último año, preso del SIDA, había alcanzado una paz llamativa, inversamente proporcional a su deterioro físico. A principios de ese año, la recopiladora de música del noroeste, Leda Valladares decidió convocarlo, por consejo de una amiga suya, Susana Miller, para participar junto a varios músicos de rock, de su proyecto Grito en el Cielo, con el que intentaba recuperar las bagualas, tonadas y vidalas anónimas del canto de los valles y difundirlas por medio de dos discos y una serie de conciertos. Federico aceptó, pero como la tonada A mi me dicen el tonto y la vidala En atamisqui eran para dos voces, le pidió a Daniel Sbarra que lo acompañara. Daniel conocía bastante de folklore gracias a sus trabajos en París junto al quenista Uña Ramos. Si bien Federico todavía salía de su casa, se sentía cada vez peor, y había perdido mucho peso. Sin embargo, siguió presentándose como cantante de Virus y enfrentándose al enorme desgaste físico que le provocaban las actuaciones. Se propuso trabajar de manera más reposada en su casa, en un proyecto solista que siempre tuvo en mente, pero al que no se dedicó porque prefería al grupo. Una vez concluido el contrato con RCA, que abarcaba tres discos, el cual jamás se completó y del que sólo alcanzó a cantar uno, pensaba convocar a músicos brasileños que admiraba, como Caetano Veloso y Gilberto Gil, para pedirles músicas para ponerles letras. Iba a cantar con María Bethania, y por supuesto, seguiría componiendo nuevas canciones propias. Cachorro López, ex Abuelo de la Nada, y Gustavo Cerati, iban a colaborar con él. Pedro Aznar llegó a reunirse varias veces con Federico en su casa. Grabaron algunos demos y bocetos. Más adelante seguiría grabando canciones inéditas, en su consola de 16 canales. Las letras reflejaban la angustia que estaba atravesando. Compuso temas como "Esclavo", "Venganza", "Corazon Medieval", "Cruces", "Éxito", etc. Su última actuación fue el sábado 21 de mayo de 1988 en el Cine-teatro Fenix de Flores. Federico no soportó seguir tomando el AZT, un producto que con el objeto de bloquear la reproducción del virus, detiene también la reproducción vital de los glóbulos blancos, rojos y las plaquetas sanguíneas. Por medio de un amigo, visitó a una especie de homeópatas que hacían curas por medio de la alimentación. Pretendían depurar su organismo para que pudiera defenderse, por esta razón, debió suspender toda la medicación preventiva que tomaba. Comenzó a estar mucho más delgado e inapetente. En agosto de 1988, contrajo una angina, e intentaron curarla sin remedios. Perdió más peso. Era un tratamiento a base de ayunos, pero la infección no cedía y su organismo ya estaba demasiado debilitado. Su madre le llevaba comidas especiales para ese tratamiento. Lo visitaba todos los días a la mañana y a la noche, hasta que decidió mudarse con él, ya que la noche era el peor momento de Federico. Pasaron juntos su agonía. Paralelamente Virus comenzaba a grabar Tierra del fuego, su octava placa. Existen varias hipótesis de lo que ocurrió durante la grabación: según Julio, Federico fue a las dos primeras sesiones y se dió cuenta que no podía. Según Víctor Gómez, el manager de Virus, alcanzó a grabar una primera toma de Despedida nocturna. Según Daniel, fue sólo el primer día, y según Marcelo lo llamó por teléfono desde su casa y le dijo que no podía cantar, que tenía que hacerlo él. Lo concreto es que Federico le pidió a Marcelo que no abandonaran la grabación, porque el material era muy bueno. Coescribió dos letras: Un amor inhabitado con Julio y Lanzo y escucho con Daniel. Mientras se grababa Tierra del fuego, Marcelo pasaba a diario por la casa de Federico a visitarlo. No hablaban de remedios, del SIDA, o de la muerte, sino de arreglos, de trabajo, de canciones... En noviembre del ´88 viajaron para la mezcla del disco a Nueva York los cinco integrantes restantes de la banda para pasar unidos el momento más difícil del grupo. Un mes y medio después, regresaron con el disco terminado. Apenas llegaron a Ezeiza, Marcelo se tomó un taxi hasta el CEMIC (Centro de Estudios Médicos e Investigaciones Clínicas), en calles Las Heras y Sánchez de Bustamante, donde Federico estaba internado desde unos días antes que sus hermanos viajaran a los Estados Unidos. Llevó una copia en cassette del disco, pero en la clínica no había grabador y Federico tampoco estaba en condiciones de disfrutar la música. Pesaba cerca de 35 kilos. Muchos periodistas sabían que Federico tenía SIDA, pero se negaron a informarlo en los medios, respetando su decisión y la de su familia. Osvaldo Marzullo, un periodista de dudoso prestigio profesional, violó el pacto de silencio y dió la información completa a través de un cable que llegó a todos los medios del país. Los médicos del CEMIC, le dieron el alta a Federico para que al menos pudiera estar en su casa, ya que no quedaba absolutamente nada por hacer. Durante esos últimos días, Federico decidió informarles su estado a amigos y conocidos que hacía tiempo que no veía. A algunos sólo les comentó por teléfono y prefirió que no lo vieran. El martes 20 de diciembre por la noche, se presentó en el Teatro Nacional Cervantes, el primer volumen de Grito en el Cielo, con todos los artistas que habían estado en la grabación, excepto Federico. Daniel Sbarra cantó sus respectivos temas con el folklorista Raúl Carnota. Esa misma noche, Federico había estado componiendo un tango, en su cama de dos plazas. A la hora de cenar, llamó a su madre, y sin fuerzas para cantar su última canción se la silbó despacio, después se durmió tranquilo y relajado. Federico murió a causa de un paro cardio respiratorio en la madrugada del miercoles 21, en su casa, preso del SIDA. La noticia trascendió ese día, y salió en los diarios el jueves 22. Clarín tituló: "Federico Moura, otro golpe duro" en referencia a las anteriores muertes de Luca Prodan y Miguel Abuelo. Casualmente, murió por un día de diferencia del primer aniversario de la muerte de Luca Prodan, el líder de Sumo; los dos, con gustos, ideas y formas de vivir totalmente opuestas, fueron dos de los representantes más importantes de la década de los ochenta. Muchos dicen que con la muerte de Federico se cerraron los ochenta musicalmente hablando, y comenzó lentamente a morir en nuestro país el denominado "pop-rock" el cual había copado las orejas durante esos primeros años de democracia. Federico fue velado en una casa mortuoria en Acevedo 1120 de la zona de Villa Crespo. Amigos, parientes y especialmente representantes del rock nacional se hicieron presentes en la ceremonia, en tanto, la familia impidió que la prensa ingresara al lugar de velatorio. La familia había pedido privacidad en las ceremonias fúnebres y mesura en el tratamiento del tema. Sus dos hermanos, Julio y Marcelo estuvieron en todo momento junto al ataúd, al igual que el resto de los integrantes de Virus. Federico Moura fue enterrado el jueves 22 a las 10 de la mañana en el Cementerio de la Chacarita. Sus restos se encuentran sepultados actualmente en la galería 20, fila 4, nicho 20.853. El día del sepelio, el diario Página 12, publicó un emocionado obituario escrito por Gabriela Borgna, la amiga de Federico, en medio del dolor y el llanto. Entre otras cosas dice: "En honor a la ética personal que siempre caracterizó a Federico, algunos periodistas que sabíamos desde hace 3 o 4 meses que estaba condenado a muerte, nos unimos en una conspiración de silencio, y quizá también de esperanza en un milagro de esos que rara vez se producen. Nos unió la solidaridad hacia alguien que respetábamos profundamente, y la conciencia de que, según parece, serán muy pocos los de nuestra generación, que logren morirse de viejos." Charly García, amigo de Federico al volver de Brasil comentó: "Apenas llegué a Brasil, murió Federico y me puse re mal. De alguna manera fui uno de los primeros en enterarme, hace dos años que sabía de eso. Últimamente lo veía muy mal, él se la bancó muy bien dentro de lo humanamente posible. Moura le dió una cuota de glamour y fineza al rock local. Las escenografías, los vestuarios fueron verdaderos aportes. Federico va a ser recordado como un gran artista. Pero yo voy a sentir la falta de un gran amigo." Cuatro días después de su muerte, el 25 de diciembre de 1988, Virus y Soda Stereo, lo despidieron tocando Wadu-wadu en La Casona de Lanús, un tema que en el lejano 1981, lo popularizó en el ambiente. Casi 7 meses después de su muerte, Virus presentó Tierra del fuego en el teatro Coliseo, con la participación de Charly García, Andrés Calamaro, Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati. Patricia Sosa y Fito Páez lo veían desde la platea. Este espectáculo, fue considerado como el homenaje del rock a Federico. Hoy, ante la ausencia de un representante fuerte del pop, comienzan a aparecer distintos homenajes paralelos a Virus, realizados por músicos que intentan revivir el pop y sobretodo la actitud artística, provocativa y ambigua del gran FEDERICO MOURA. “Me gusta la gente inteligente, la gente sensible, perceptiva, pero la inteligencia es una parte más, no una particularidad en especial. Hay mucha gente que cree que atender el cuerpo es una cosa estúpida, que bailar es perder el tiempo. Yo creo que atender el cuerpo es igual que atender la mente: es tan elevado lo uno como lo otro” (Federico Moura) Biografia sacada: http://virusonline.co.nr/

1 comentario:

JD Huerga dijo...

Excelente biografía, nací luego de la muerte de Fede, pero es uno de mis ídolos y nunca lo voy a olvidar... LARGA VIDA A VIRUS!